No te preocupes por el Cuándo

En la travesía de la vida, nos encontramos constantemente atrapados entre el pasado y el futuro, preocupándonos por lo que fue y lo que vendrá. Es natural tener ansiedades sobre nuestro destino, especialmente cuando consideramos el inevitable final de nuestra existencia terrenal. Sin embargo, nos invita la sabiduría de la fe a reflexionar sobre algo más crucial que el "cuándo" de nuestra partida: hacia dónde se dirige nuestra alma.
La Sagrada Escritura nos enseña que cada uno de nosotros tiene un destino eterno, un camino hacia el cielo o hacia el infierno. Esta verdad fundamental no debe ser opacada por la preocupación por el día de nuestro fallecimiento.
Más bien, nuestra atención debe estar centrada en cómo vivimos nuestras vidas y en qué dirección estamos encaminando nuestros corazones.
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