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Maldiciones Generacionales


Hombre atormentado.
Hombre atormentado.

Es un honor dirigirme por primera vez a los lectores de Adoración Digital, una plataforma comprometida con la fe, la transformación y la verdad espiritual. Desde mi espacio radial “Un Oasis en Medio del Desierto”, que se transmite cada martes a las 7:00 a.m. por Radio Nueva Generación 90.7 FM en Guayama, Puerto Rico, he tenido la oportunidad de abordar temas que despiertan el espíritu y confrontan el alma.


En una de esas transmisiones compartí el testimonio de Raymond Louis Guevara, conocido artísticamente como Larry Over, quien alcanzó fama internacional en el mundo del trap y reguetón, pero un día decidió entregarle su vida a Cristo. En su testimonio, Larry establece que el ayuno y la oración fueron el único remedio que le permitió sanar sus pensamientos desorganizados, los instintos suicidas y el insomnio que lo atormentaba. Luego de un diagnóstico médico de salud mental y más de un mes sin poder dormir, recurriendo a medicamentos como la Ativan e inyecciones hospitalarias, solo un versículo de la Palabra de Dios le trajo descanso:


“En paz me acostaré, y asimismo dormiré.” (Salmo 4:8)

Larry le prometió a Dios: “Te voy a servir para siempre”, y esa noche pudo descansar. Hoy, libre de medicación, sirve al Señor como evangelista, habiendo renunciado a la fama y al dinero. Su vida es testimonio de que solo Dios puede traer verdadera paz al alma.



Parte del testimonio de Raymond Louis Guevara, conocido artísticamente como Larry Over


Comparto su historia porque, así como él reconoció a Dios como fundamento de su renovación y sanidad emocional, muchos también necesitan liberarse de cadenas de opresión, enfermedades somáticas, angustia, depresión e insomnio que se repiten generación tras generación.


El tema nos invita a reflexionar: ¿Cómo romper con las maldiciones generacionales? ¿Qué enseña la Biblia sobre ellas? ¿Y qué papel tenemos nosotros en ese proceso de sanidad?



El linaje y la herencia espiritual

A lo largo de los años, y en la experiencia de vida, podemos observar cómo en nuestros linajes existen bendiciones y maldiciones que han sido heredadas de generación en generación.


Es importante comprender que, aun después de aceptar a Jesús como Salvador, la liberación no siempre ocurre de manera automática. Como en el testimonio anterior, muchos continúan luchando con patrones heredados porque hay maldiciones que no se rompen sin intervención divina, sin obediencia, orden y legalidad espiritual.


El ayuno y la oración son herramientas indispensables.


“Hay géneros que no salen sino con ayuno y oración.” (Marcos 9:29)

Nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra principados y gobernadores de maldad que habitan en las regiones celestes. (Efesios 6:12)


La raíz del problema

Muchos cristianos siguen bajo la sombra de maldiciones generacionales porque se repiten patrones familiares: violencia, alcoholismo, promiscuidad, enfermedades mentales o fisiológicas.La ciencia dirá que es genético; sin embargo, el Espíritu revela que hay causas espirituales más profundas.


Como abogada, estoy acostumbrada a lo racional, pero hoy deseo invitarte —con respeto y verdad— a abrir tus ojos al mundo sobrenatural, más real de lo que perciben tus sentidos.


“Porque las cosas que se ven son temporales; pero las que no se ven son eternas.” (2 Corintios 4:18)


Romper la cadena: orden y autoridad

No toda maldición se rompe de forma automática. Algunas requieren intervención divina, obediencia y autoridad espiritual. Debemos vivir en orden con Dios, bajo autoridad, en sumisión y discernimiento.Incluso en el hogar, cada uno debe ocupar su rol correcto: la ayuda idónea no controla, sino edifica.


A través de la oración, el ayuno y la intercesión, y al congregarnos con otros creyentes que fortalecen nuestra fe, podemos mantener nuestro templo libre de contaminación y de maldiciones heredadas.


El autor Bob Larson enseña que cada persona tiene un papel fundamental en romper la maldición sobre su vida y transmitir una herencia de bendición a sus generaciones futuras. No se trata solo de ti; se trata de tu familia, tus hijos, tus relaciones, tu salud e incluso tus finanzas.



Dios: un Dios de pacto y justicia

Dios es un Dios de pacto. Él cumple Su palabra y Sus promesas. Sin embargo, cuando nos apartamos del camino correcto, abrimos puertas para que la maldición entre y afecte no solo nuestra vida, sino también a nuestras generaciones futuras.


“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, tomando sobre sí mismo la maldición por amor a nosotros.” (Gálatas 3:13)

Algunos creen que con ese acto fuimos completamente redimidos, y es cierto; sin embargo, en muchas vidas la manifestación de esa redención ocurre de forma progresiva. El testimonio de Larry y de muchos otros nos demuestra que la liberación puede ser gradual, pero real.



El papel del creyente en la liberación

La liberación no se trata solo de creer:se trata de recibir, apropiarse y caminar bajo la obediencia y el orden divino. Debemos mantenernos firmes en la libertad que Cristo nos dio, evitando regresar al yugo de esclavitud (Gálatas 5:1).


La Biblia enseña que la bendición está relacionada con la vida y la multiplicación, pero cuando el ser humano decide apropiarse de las bendiciones bajo sus propios términos, se convierte en maldición: escasez, aislamiento y muerte espiritual.



Jesús: el que revierte la maldición

Desde el principio, Dios prometió enviar a un Redentor que destruiría la maldición (Génesis 3:15). Y esa promesa se cumplió en Jesucristo, quien resistió la tentación en el desierto y comenzó a revertir las consecuencias del pecado:donde hay cuerpos enfermos, Él sana;donde hay odio, Él enseña a amar;donde hay escasez, Él multiplica.


El Espíritu Santo nos capacita hoy para continuar esa misión: transformar maldiciones en bendiciones, y convertirnos en instrumentos de restauración.



Identificando la raíz de la maldición

Para romper una maldición, según Larson, es importante identificar:

  1. Quién la originó.

  2. Cómo se creó.

  3. Cuál fue su naturaleza.

  4. Cuándo y por qué surgió.


Muchas veces, las puertas se abren por medio de prácticas ocultistas, idolatría o alianzas espirituales erradas. Otras veces, por palabras hirientes, abusos, o ausencias emocionales que dejan heridas profundas.


Existen maldiciones implícitas (por omisión) y explícitas (por acción). Ambas afectan el alma y deben tratarse desde la raíz con oración, perdón y restauración.



Sanidad del alma y liberación interior

Las heridas no tratadas pueden manifestarse como fobias, adicciones, bipolaridad, intentos suicidas o conductas autodestructivas. A veces el dolor se guarda en el inconsciente, pero termina afectando nuestra paz y felicidad.


Llegar a Cristo es el inicio, pero la sanidad verdadera requiere una búsqueda constante:oración, ayuno, intercesión y discernimiento. Una vida sujeta a autoridad y alejada del pecado es terreno fértil para la restauración.


También es necesario recibir ministración pastoral o acompañamiento de ministros preparados en sanidad y liberación espiritual, ministerio escaso pero necesario en este tiempo.



Una verdad espiritual: no se trata solo de ti

Esta batalla no es únicamente personal.Se trata de tu familia, tus generaciones y de aquellos que, como Larry, necesitan una oportunidad para experimentar la libertad que solo Cristo ofrece.


Dios no vino a coleccionar un museo de santos; vino a libertar al cautivo, sanar al oprimido y rescatar lo que muchos despreciaron. Él toma lo vil y menospreciado para avergonzar a los sabios, demostrando que Su poder se perfecciona en la debilidad.



Oración de liberación

Espíritu Santo, entra en mí y rompe toda cadena de maldad, toda opresión, todo espíritu enviado a través de mis pensamientos, palabras o acciones. Corta toda herencia espiritual negativa transmitida por generaciones. Que la sangre que redimió toda maldición en la cruz del Calvario me libere a mí, a mi familia y a mi generación. Convierte toda maldición de enfermedad, pobreza o escasez en bendición abundante. Perdona nuestros pecados y trae restauración sobre esta isla, en el nombre poderoso de Jesús. Amén.



Sobre la autora

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Lcda. Sheila Santisteban es abogada y escritora. Su pasión es guiar a otros hacia la libertad interior y espiritual a través del conocimiento bíblico, la oración y la revelación del Espíritu Santo. Desde su programa radial “Un Oasis en Medio del Desierto” en Radio Nueva Generación 90.7 FM, comparte mensajes que restauran y edifican la fe.



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