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Cuando Dios te sorprende

Actualizado: 17 nov

Buscaba quien me levantara y Dios me usó para levantar a otro.


Pastor Luis Bernier orando por el ministro. (Simulación)
Pastor Luis Bernier orando por el ministro. (Simulación)

"Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr muchísimo más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar, mediante su gran poder que actúa en nosotros." Efesios 3:20

Hoy comparto este escrito porque realmente tengo que decirles que Dios sorprende a sus hijos de maneras que no imaginamos. Como deben saber, además de escritor y ministro, mi trabajo principal lo ejecuto en una agencia de gobierno desde hace 26 años.


Un Encuentro Inesperado


Hace un tiempo atrás fue uno de esos en que, debido a un acontecimiento en mi vida, mi alma pedía a gritos que Dios enviara a alguien a socorrerme. Necesitaba que uno de sus hijos orara por mí. Quería que fuera un instrumento de bendición en mi vida. Un evento reciente había hecho que el enemigo insertara en mi mente pensamientos de que nada de lo que hacía tenía sentido y valor en el reino. Aunque esos sentimientos no quebrantaron mi fe, me hicieron sentir derrotado e inútil.


Mientras atendía ciertos asuntos laborales, llegó a mi encuentro un ministro al que aprecio y respeto mucho. Me saludó y, con genuina preocupación, me preguntó cómo me iban las cosas. Fue específico en muchas de ellas. Yo le respondí con cierto disimulo: "Pues todo bien, hermano. En luchas, pero dentro de las circunstancias estoy bien." No obstante, quise aprovechar su presencia y le pedí que orara por mí para renovar mis fuerzas.


La Canción que Transformó el Momento


El experimentado ministro, con mucha disposición, accedió a mi petición y se sentó a mi lado. Antes de que mencionara una palabra adicional, le pedí que escuchara una canción que había compuesto hace unos días, cuya producción musical realicé con ayuda de inteligencia artificial. La canción trata sobre la vida del ministro, los momentos gratos y lo difícil y doloroso que puede llegar a ser, a lo cual él aceptó.


De inmediato puse la canción y, mientras se escuchaban aquellas melodías, cerré mis ojos para vivir el momento. Mi humilde creación musical llegó a su fin y, al abrir los ojos, vi que aquel hombre estaba sumergido en llantos. Me decía con dolor: "Así es mi vida, ese soy yo. Esa canción habla de mí."


En mi historia, conforme a mi libreto, yo era el Moisés cansado con las manos caídas y sin fuerzas, buscando quien me las levantara. Sin embargo, en el libreto de Dios, Él me veía como Aarón y Hur, escogido para levantarle las manos a un Moisés.

Un Impacto Profundo


Realmente quedé impactado con lo que estaba viviendo. Ver a aquel hombre de Dios quebrantado, hecho pedazos y mostrándose vulnerable, me llevó a experimentar una de las experiencias más impactantes y reveladoras de mi vida. En mi historia, conforme a mi libreto, yo era el Moisés cansado con las manos caídas y sin fuerzas, buscando quien me las levantara. Sin embargo, en el libreto de Dios, Él me veía como Aarón y Hur, escogido para levantarle las manos a un Moisés.


Y entonces comencé a llorar, pues pude ver la gracia, el favor y la misericordia de Dios en este evento. Puse mi mano sobre aquel ministro, que tenía más de 40 años de ministerio, y este humilde servidor oró por él. Declaramos una palabra de fortaleza, aliento y sustento espiritual, dejándole saber de parte de Dios que nada de lo que él hace es en vano y que Dios es su sustento y guardador.


Pastor mostrándose agradecido con Dios.
Pastor mostrándose agradecido con Dios.

Reflexiones sobre el Ministerio


Decidí compartir este testimonio porque sé que muchos de ustedes, cegados por el enemigo, pueden estar sintiéndose igual que yo me sentía: inútiles e inservibles para que Dios nos use como dignos embajadores de su reino. ¿Cuántos ministros hoy se sienten menospreciados, lacerados por aquellos que amaron y a quienes les entregaron todo? ¿Cuántos sufren la falta de honra de aquellos que decían amarlos? ¿Cuántos han hecho pedazos su vida por reparar la de otros? ¿Cuántos se han desgastado sin ver resultados? ¿Cuántos han renunciado porque no pueden más con la carga? O peor aún, ¿cuántos se han suicidado porque entendían que no valía la pena continuar?


Desde hace un tiempo, llevaba una lucha constante con ese sentimiento de derrota y frustración. Recobraba fuerzas y, sin pasar mucho tiempo, volvía a ser golpeado y a detenerme en el camino. Cuántas veces veía que estaba ganando la batalla, pero llegaba el cansancio espiritual por todas las cosas que me acontecían y mis manos perdían las fuerzas para mantenerse levantadas. Así me sentía en la mañana de ese día inolvidable; me sentía hasta sin fuerzas para alabar. Me sentía sin valor delante de Dios. Pero Dios me dio una enseñanza, me dio una lección de vida. Dios me dijo: "Hijo, estoy contigo."



La Verdad de Dios


Tendemos a visualizar la vida desde nuestro propio entendimiento y, la mayoría de las veces, vamos a equivocarnos sobre cuál es la verdad de las cosas. El enemigo nos susurra al oído que no servimos para nada. Nos alimenta el sentimiento de invalidez delante de Dios y nos invita a detenernos, pues no somos útiles ni instrumentos para Él. Y eso es normal que ocurra; el problema es cuando comenzamos a creerle.


Pero Dios es bueno y para siempre es su misericordia. Dios me hizo entender que valgo más de lo que creo. Me recordó que por mí se pagó un alto precio. Me hizo ver que, para que yo esté de pie, hubo uno que se entregó por mí. Dios me dijo: "¿Crees que voy a desperdiciar algo tan valioso como lo son los redimidos por Jesús? Eres mi hijo, por tanto, tienes valor en el reino. Y hoy te muestro lo que puedo y quiero hacer contigo."



Ser Instrumento de Bendición


Pedía ser ministrado y fui el instrumento que Dios utilizó para ministrar. Me sentía poca cosa e insuficiente, y Dios permitió que fuera de bendición para un ministro experimentado. Yo me veía inservible, pero Dios me veía útil en sus manos.


Así que, querido hermano lector, no dejes que el enemigo nuble tu entendimiento y te haga creer que todo ha acabado y que no sirves. No te dejes convencer de que no tienes valor en el reino, porque hoy Dios te dice:


"Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1 Pedro 2:9).

Así que tengan paz, porque Dios pronto les sorprenderá.

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